La risa es importante porque ayuda a las personas a desdramatizar las situaciones de la vida, y también a tener una mejor visión de sí mismos y de su entorno e incluso a tener una mayor calidad de vida. Incluso en la China antigua ya se indicaba que la risa aseguraba la salud y la felicidad.
Practicar la risoterapia en grupo es muy corriente, aprovechando el contagio de persona a persona. Al reír en grupo, la gente se ríe más. El primer fin que buscamos es el de fomentar la comunicación, porque la gente siempre llega cortada, vergonzosa, aunque al final la gente se explaya. Una vez conseguido, se persigue la carcajada sincera, porque normalmente la gente no se ríe a carcajadas.
Y aunque parezca casi imposible, el uso terapéutico de la risa permite alcanzar un alto nivel autoaceptación y autoestima, eso sí, siempre que se consigue perder el miedo al ridículo, y atendiendo a los pormenores de esta terapia.
Recuperar este saludable hábito, que se pierde con el paso de los años es más que recomendable, ya que aporta numerosas ventajas. De niños, hasta los 6 años, nos reímos un promedio de 300 veces al día, pero los adultos nos quedamos muy lejos de las cien. Además, dedicar una rato cada día a la risa, produce muchos beneficios mentales, emocionales y somáticos, además de la liberación de endorfinas, que es la hormona de la felicidad, y de reforzar el sistema inmunológico, un abanico de posibilidades al alcance de todos.